Mientras la nación lucha contra una creciente crisis de diabetes, los jóvenes locales no están siendo excluidos. El próximo simposio «Niños Locales Enfrentan La Peligrosa Realidad De La Diabetes» el 28 de marzo no podría llegar en un momento más crítico. Con la diabetes tipo 2 afectando a aproximadamente 0.67 por cada 1,000 jóvenes estadounidenses, la situación no es solo alarmante, está explotando.
La pandemia empeoró todo. No es sorpresa. Un asombroso aumento del 77% en nuevos diagnósticos ocurrió durante el COVID. Los niños cambiaron el tiempo de juego por tiempo frente a las pantallas, y sus cuerpos pagaron el precio. Históricamente las niñas superaban a los niños en tasas de diagnóstico, pero incluso eso cambió durante la pandemia, con más niños diagnosticados en el 55% de los casos. Nada es predecible ya.
El COVID-19 no solo cambió nuestras vidas sociales—reescribió las reglas de la diabetes para nuestros niños.
Hablemos de las disparidades raciales. Son reales y son marcadas. Los jóvenes negros enfrentan la mayor prevalencia con 1.80 por 1,000. Los niños indígenas americanos siguen de cerca con 1.63, y los jóvenes hispanos con 1.03. Mientras tanto, los jóvenes blancos están en solo 0.20. Mismo país, diferentes realidades.
La obesidad sigue siendo el elefante en la habitación. Aproximadamente un tercio de los niños estadounidenses tienen sobrepeso u obesidad, preparándolos para una vida de problemas de salud. La genética también juega un papel, especialmente en poblaciones minoritarias. Pero seamos honestos—la adicción de nuestra sociedad a los alimentos procesados y los estilos de vida sedentarios no está ayudando a nadie. Las investigaciones muestran que incluso una modesta pérdida de peso puede mejorar dramáticamente la resistencia a la insulina y reducir el riesgo de diabetes.
El simposio abordará estrategias de prevención que podrían hacer una diferencia real. Incluso una modesta reducción del 2% anual en nuevos casos podría cambiar enormemente las proyecciones futuras. Pero el tiempo se está acabando.
Estos niños desarrollan complicaciones más rápido que los adultos, enfrentando enfermedades cardiovasculares, daño renal y problemas de visión décadas antes que las generaciones anteriores. El curso clínico de la diabetes tipo 2 de inicio juvenil es particularmente preocupante debido a su naturaleza agresiva y el riesgo elevado de complicaciones.
Las apuestas no podrían ser más altas. Cuando los niños desarrollan diabetes tipo 2, no solo están lidiando con problemas de azúcar en la sangre—están enfrentando una vida entera de complicaciones de salud. Y sin embargo, una intervención efectiva puede cambiarlo todo. El simposio del 28 de marzo representa más que solo una reunión; es potencialmente un salvavidas para las familias locales que atraviesan esta peligrosa realidad.