El asesino silencioso ataca de nuevo. La diabetes no solo altera tus niveles de azúcar—también está conspirando silenciosamente contra tu corazón. Estudios recientes han confirmado lo que los médicos han estado advirtiendo durante años: la diabetes aumenta enormemente el riesgo de enfermedad cardiovascular. Y no por un pequeño margen. Las personas con diabetes Tipo 2, que representa aproximadamente el 90% de todos los casos mundialmente, enfrentan el doble de riesgo de morir por enfermedad cardíaca en comparación con aquellos sin la condición. Sí, el doble.
Es una asociación peligrosa. El azúcar alto en sangre daña los vasos sanguíneos con el tiempo. Suma la presión arterial alta—un compañero común de la diabetes—y tienes una receta para el desastre. La combinación de diabetes y presión arterial alta crea un riesgo significativamente mayor de ECV. Los números no mienten. La prevalencia de enfermedad cardiovascular entre diabéticos va del 14.8% hasta un sorprendente 40.5% en países desarrollados. No es un error tipográfico.
¿Piensas que la diabetes solo se trata de vigilar tu consumo de azúcar? Piénsalo de nuevo. La condición causa estragos en todo tu sistema vascular. Los que tienen diabetes enfrentan mayores riesgos de ataques cardíacos, derrames cerebrales e insuficiencia cardíaca. Y una vez que estas complicaciones se desarrollan, el pronóstico se vuelve más sombrío. Los cambios metabólicos pueden dañar silenciosamente tu cuerpo durante 10-15 años antes de que aparezcan los síntomas.
Las estadísticas de mortalidad son alarmantes. La diabetes está asociada con un aumento del 16% en la mortalidad por todas las causas y un incremento del 18% en muertes cardiovasculares. Las personas con niveles de azúcar en sangre mal controlados, medidos por HbA1c alta, enfrentan probabilidades aún peores. Un estudio exhaustivo de casi un millón de veteranos mostró que la mortalidad por ECV aumentó sustancialmente cuando la HbA1c supera el 7%. Es como jugar a la ruleta rusa con tu corazón.
Los factores de riesgo se acumulan como autos en un choque en la autopista. Obesidad, niveles anormales de colesterol, resistencia a la insulina—todos son parte de esta ecuación mortal. Añade el tabaquismo y un estilo de vida sedentario, y prácticamente le has dado una sentencia de muerte a tu corazón.
¿La buena noticia? Controlar la diabetes puede reducir los riesgos cardiovasculares. Controlar la presión arterial, mantener niveles saludables de colesterol y mantener el azúcar en sangre bajo control pueden hacer la diferencia. Pero seamos realistas—requiere vigilancia. Porque cuando se trata de diabetes y enfermedad cardíaca, lo que no sabes definitivamente puede matarte.